sábado, 24 de noviembre de 2012

Señor del veneno


“Cristo Negro” o “El Señor del Veneno”, es una figura de  Cristo crucificado, se encuentra  junto al Altar del Perdón, en la Catedral.
Tiene dos leyendas, similares pero distintas en sus personaje.

En un monasterio dominico, años 1600, fue puesto cerca de la entrada un Cristo bellamente tallado, el cual tenía una belleza destacable. Este templo llamado “Porta Coeli” albergaría esta imagen durante esos años del siglo XVII.
Uno de los clérigos tenía por costumbre hacer sus oraciones de la mañana y, tras orar, solía besar los pies del Cristo en señal de piedad y veneración. En uno de aquellos días el sacerdote escuchó la confesión de un hombre que había robado y asesinado cruelmente a un hombre. Tras escuchar, el padre puso por penitencia que, a pesar de que él podía concederle el perdón de los pecados, debía devolver lo robado y resarcir el daño que había ocasionado. La penitencia no le agradó nada al criminal y furioso se marchó del templo.
El asesino sentía miedo, pues pensaba que el padre podría revelar el secreto de la confesión y denunciarlo. Así que tramó un plan para poder eliminarlo y así estar más tranquilo. Observó al sacerdote por unos días, viendo sus movimientos y anotándolos, dándose cuenta de la costumbre que éste tenía de besar los pies del Cristo en la oración de la mañana.
Una noche, oculto entre las sombras, se acercó el hombre para poner un veneno en los pies del Cristo, para que el padre, al besarlos, se envenenara. Realizó la tarea de untar el veneno y se escondió en el Templo para esperar el momento en que el padre se acercara.
El padre realizó su oración y en cuanto quiso acercarse a la figura de Cristo, ésta subió los pies y se fue tiñendo poco a poco de color negro, absorbiendo el veneno y salvando la vida del devoto padre.
De entre los rincones del templo salió el hombre gritando sorprendido, arrodillándose ante el sacerdote y la imagen para pedir perdón. Confesó su intención así como sus crímenes, entregándose a la justicia por la admiración que le diera este hecho milagroso.
A partir de ese momento fue conocida como “El Señor del Veneno”, y permaneció en el templo de Porta Coeli durante años; allí estuvo para su culto y veneración hasta que fue trasladada en 1944 hasta la Catedral en su ubicación actual.


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