“Cristo Negro” o “El Señor del
Veneno”, es una figura de Cristo
crucificado, se encuentra junto al Altar
del Perdón, en la Catedral.
Tiene dos leyendas, similares pero distintas en sus personaje.
En un monasterio dominico, años
1600, fue puesto cerca de la entrada un Cristo bellamente tallado, el cual
tenía una belleza destacable. Este templo llamado “Porta Coeli” albergaría esta
imagen durante esos años del siglo XVII.
Uno de los clérigos tenía por
costumbre hacer sus oraciones de la mañana y, tras orar, solía besar los pies
del Cristo en señal de piedad y veneración. En uno de aquellos días el
sacerdote escuchó la confesión de un hombre que había robado y asesinado
cruelmente a un hombre. Tras escuchar, el padre puso por penitencia que, a
pesar de que él podía concederle el perdón de los pecados, debía devolver lo
robado y resarcir el daño que había ocasionado. La penitencia no le agradó nada
al criminal y furioso se marchó del templo.
El asesino sentía miedo, pues
pensaba que el padre podría revelar el secreto de la confesión y denunciarlo.
Así que tramó un plan para poder eliminarlo y así estar más tranquilo. Observó
al sacerdote por unos días, viendo sus movimientos y anotándolos, dándose
cuenta de la costumbre que éste tenía de besar los pies del Cristo en la
oración de la mañana.
Una noche, oculto entre las
sombras, se acercó el hombre para poner un veneno en los pies del Cristo, para
que el padre, al besarlos, se envenenara. Realizó la tarea de untar el veneno y
se escondió en el Templo para esperar el momento en que el padre se acercara.
El padre realizó su oración y en
cuanto quiso acercarse a la figura de Cristo, ésta subió los pies y se fue
tiñendo poco a poco de color negro, absorbiendo el veneno y salvando la vida
del devoto padre.
De entre los rincones del templo
salió el hombre gritando sorprendido, arrodillándose ante el sacerdote y la
imagen para pedir perdón. Confesó su intención así como sus crímenes,
entregándose a la justicia por la admiración que le diera este hecho milagroso.
A partir de ese momento fue
conocida como “El Señor del Veneno”, y permaneció en el templo de Porta Coeli
durante años; allí estuvo para su culto y veneración hasta que fue trasladada
en 1944 hasta la Catedral en su ubicación actual.
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